A primeros de año conseguí manteca de bayas de laurel, así que manos a la obra a por el jabón de Alepo.
Tiene 11 meses de curación y ahora está estupendo. En su composición lleva aceite de oliva macerado en hojas y bayas de laurel (no tenia suficiente cantidad para hacer manteca por lo que las maceré en oliva), coco, palma, karité, cacao y manteca de laurel. Aceites esenciales de laurel, romero, ilang-ilang y hierbabuena. Pasados los meses ha perdido ese olor tan fuerte a laurel y ahora le queda una suave sensación a bosque mojado, potenciado por el romero y la hierbabuena.
Este jabón es útil para todo tipo de pieles, pero especialmente indicado para pieles sensibles y con problemas de psoriasis, dermatitis, acné, eczemas. Es antiséptico, antiinflamatorio, antioxidante y antifúngico. También es astringente, por lo que va de maravilla para tratar las pieles con acné.
Historia del jabón de Alepo
El jabón de Alepo es un jabón vegetal a base de aceite de oliva y laurel. Es el antepasado del jabón de Marsella y se viene elaborando desde hace más de 2000 años. Los primeros jabones de la historia eran emulsiones jabonosas líquidas y es en Alepo, ciudad al norte de Siria, donde se introduce por primera vez el proceso de saponificación y el uso del aceite de oliva y del laurel. De este modo aparece el que se cree que es el primer jabón duro del mundo, el jabón de Alepo. Con las cruzadas, la producción de jabón se extendió por todo el Mediterráneo, llegando para quedarse en Italia (Jabón de Marsella) y España (Jabón de Castilla)
(fuente www.jabon-de-alepo.com)
No queda duda que las magnificas propiedades del jabón de laurel lo convierten en uno de los básicos de mi botiquín natural, ocupando un lugar destacado junto al de caléndula y manzanilla y el de neem.